En la dirección de Kursk, las fuerzas ucranianas convirtieron un asalto ruso en una oportunidad estratégica al emplear una audaz táctica de engaño para emboscar y destruir una importante unidad de refuerzos. Tras repeler un ataque inicial cerca de Pogrebki, las fuerzas especiales ucranianas utilizaron comunicaciones rusas capturadas para informar que la posición estaba asegurada, atrayendo a un grupo de refuerzos desprevenido hacia una emboscada cuidadosamente preparada. Esta operación, que neutralizó a un pelotón de asalto ruso completo, destaca la ingeniosidad táctica de Ucrania y su capacidad para explotar las debilidades en el mando y la coordinación rusos. A medida que las fuerzas rusas enfrentan reveses crecientes y desorden operativo, este enfrentamiento subraya la creciente disparidad en la efectividad en el campo de batalla entre ambos bandos.